MOCIÓN
El 4
de Diciembre es una fecha de hondo significado histórico para Andalucía. El 4D
de 1977 cientos de miles de andaluzas y andaluces salieron a las calles, en
nuestras ciudades y pueblos, y también desde la emigración, para exigir
autogobierno. El pueblo trabajador andaluz se rebelaba así contra el papel
subalterno que se pretendía asignar a nuestra tierra desde los despachos de
Madrid.
El 4D
es también el recuerdo de cómo se desarticuló y desactivó ese aspiración
andaluza a un verdadero autogobierno,
mediante un Estatuto, de palabras e
intenciones vacías, instrumento para frenar nuestra legítima aspiración de
poder resolver por nosotros mismos la dependencia económica, la subordinación
política y la apropiación y desactivación de nuestra cultura. Para los
andaluces y las andaluzas de conciencia, el 4D es una fecha simbólica, un hito
que nos hace recordar que tuvimos esa aspiración, pero también una fecha para
indicar que no olvidamos ni nos resignamos. Por eso, este próximo 4D, pedimos
al pueblo andaluz que salga a la calle a reclamar soberanía y autogobierno
porque nuestros problemas, después de 39 años de “muy limitada “autonomía”,
continúan siendo los de un territorio dependiente y subalterno.
Nuestra tierra continúa siendo esquilmada y
nuestros recursos expropiados por la voracidad de los grandes intereses
económicos globales. Mientras tratan de
vendernos lo que llaman “desarrollo
sostenible”, la oligarquía depredadora destruye nuestro patrimonio natural y
cultural, convertido en mero recurso al servicio de la ganancia de unos pocos,
mientras que para el pueblo andaluz se genera paro, miseria, precariedad,
pobreza, sufrimiento y ausencia de futuro. Los ejemplos agresivos contra
nuestro medio ambiente que nos han impuesto son abundantes. Y sus efectos
evidentes. Sirva como referente la situación crítica que vive hoy Doñana, a la
que se quiere convertir en un gigantesco depósito de gas sin tener en cuenta
que es una Reserva de la Biosfera y un espacio de riesgo de terremotos y
tsunamis.
Otro
ataque permanente a nuestra soberanía territorial se encuentra en las bases
militares de Rota y Morón, convertidas en plataformas para atacar a los pueblos de Oriente Próximo y de África,
lo que contradice nuestra cultura de Paz
y pone a Andalucía en el punto de mira de posibles respuestas de represalia.
Siendo una tierra de Paz, quieren convertirnos en una tierra de muerte.
Igualmente, la Unión Europea socava nuestra soberanía política y
económica: desde Bruselas se impuso la desindustrialización de nuestra tierra y
el modelo de agricultura para la exportación y el turismo, perpetuando a
cientos de miles andaluces como temporeros de ambos sectores. Nuestras
fronteras en el sur se han convertido en muros electrificados, con los que se
pretende repeler a otros seres humanos. Convertidos en gendarmes de Europa, se
nos pretende usar como colaboradores activos del ataque sistemático a los
derechos humanos. De este modo, Andalucía ha llegado a ser un territorio
ocupado, fortificado y militarizado, al servicio de los intereses geopolíticos
y estratégicos imperialistas y de las grandes corporaciones empresariales,
especialmente de la industria de la guerra.
Y mientras tanto, el pueblo andaluz vive una realidad cada día más
dura, como consecuencia de ser el Sur de todos los sures de Europa. El paro
estructural, con índices insoportables entre la población joven, los altos
índices de precariedad laboral, con especial incidencia en las mujeres, el
nivel de pobreza entre la población infantil, los desahucios, el deterioro de
los servicios públicos, particularmente de la sanidad, la educación y los
servicios sociales, configuran un marco de violencia económica, social y
política, que nuestro pueblo sufre y en el que se encuentra inerme.
Digamos ¡basta! este 4 de Diciembre, exijamos y construyamos una
salida real a todos nuestros problemas. Una salida que debe ser construida
entre todos y todas, porque no hay recetas mágicas ni atajos; una salida que
pasa necesariamente por reclamar y exigir soberanía, es decir, nuestro derecho
como pueblo a decidir libremente, en todos los ámbitos de la vida: político,
económico, social y cultural.
Reclamamos la soberanía
sobre el territorio, la soberanía alimentaria, la soberanía energética, la
soberanía para reafirmar y desplegar creativamente nuestra cultura, la
soberanía para poder acoger a otras gentes y garantizar para todas las personas
los derechos humanos. Es esta la soberanía que queremos conquistar y que sólo
es posible mediante la soberanía política, dotándonos de los instrumentos
necesarios para avanzar hacia una sociedad más igualitaria, justa y en armonía
con la Naturaleza; hacia una Andalucía Libre formada por mujeres y hombres
libres. Es esta la única herramienta que nos permitirá articularnos como
pueblo.
Reclamemos que no estamos
dispuestos a seguir siendo hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras
disciplinadas por el paro y la precariedad, sumisas a los intereses de una
minoría parasitaria.
Pongámonos en pie para
emprender el camino de nuestra emancipación política, social, económica y
cultural, que pasa, necesariamente, por romper el marco actual de relaciones de
subalternidad política, dependencia económica y alienación cultural.
Pongamos en marcha un
proceso constituyente, que alumbre un nuevo poder de las clases populares y los
pueblos, que reconozca el derecho a decidir de forma efectiva. El papel de
Andalucía es decisivo para abrir este proceso democrático y popular que supere
el Régimen del 78 y acabe con el dominio
del gran capital transnacional ejercido a través de la UE y la OTAN.
El
pueblo andaluz precisa de la confluencia de los movimientos sociales, de las
organizaciones políticas, de los sindicatos de clase, de las asociaciones
ciudadanas y de todas las personas que apuesten por transformar radicalmente el
sistema, y no legitimarlo con la creencia ilusoria de que bastaría con ser levemente corregido. No nos
engañemos: los problemas que nos aquejan son los propios de una nación
dependiente, de un pueblo que, en buena
parte, ha dejado de tener conciencia de tal.
A
estas alturas de nuestra historia, las andaluzas y los andaluces de conciencia
sabemos qué queremos y cómo alcanzarlo. Queremos una Andalucía concienciada,
que trabaje para su presente y mire al futuro con ilusión y esperanza. Que
plantee alternativas al actual falso desarrollo; alternativas basadas en una
economía y una cultura para la vida, respetuosas con la Naturaleza y cimentadas
en unas relaciones sociales radicalmente democráticas.
Queremos una Andalucía que piense y actúe por
sí y para sí y en solidaridad con todos los pueblos. Para ello, se requiere
mucho más que la acción de un partido político o ganar unas elecciones. Se requiere
la acción de un pueblo. Necesitamos construir un poder popular andaluz, en
todos los ámbitos, que haga posible una Andalucía Libre formada por mujeres y
hombres libres.
Por todo lo anteriormente
expuesto se propone al pleno del Excmo. Ayuntamiento de Benalúa la aprobación
de los siguientes
ACUERDOS:
1.-Apoyar las movilizaciones convocadas para el 4 de Diciembre con las reivindicaciones expresadas
anteriormente.
2.-Enviar copia de este acuerdo a la mesa del Parlamento de Andalucía
para su distribución a los diferentes grupos parlamentarios representados en la
cámara.
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